La COVID-19 ha transformado el mundo, en seguridad, en sanidad, en economía, en educación… Si lo miramos detenidamente, ha hecho que se produzcan cambios en todos los ámbitos de la vida. Esto también ha afectado de manera considerable al concepto de espacio que teníamos hasta hace unos meses, como, por ejemplo, en las viviendas, en los centros de negocios, en las oficinas, en las escuelas, en los hospitales o en cualquier otro tipo de edificio, público o privado. Es complejo llevar a cabo los cambios necesarios para alcanzar un nuevo concepto de arquitectura, de vida, pero poco a poco durante estos últimos meses hemos sido testigos de que algunos cambios se han comenzado a llevar a cabo de manera urgente. Sin ir más lejos, los centros de salud y hospitales no estaban preparados para atender una situación de emergencia sanitaria y ello ha provocado el colapso del sistema o los edificios en general no son lo bastante seguros, ni autónomos, ni están aislados para conseguir parar una pandemia como la del Covid-19. Hemos visto que las escuelas, universidades o cualquier otro centro de formación a nivel nacional han sufrido exactamente las mismas dificultades para poder funcionar con determinada seguridad. Así como los centros comerciales, aeropuertos, edificios administrativos… En todos los casos hemos podido comprobar que la actividad se ha tenido que reducir, e incluso eliminar temporalmente al cien por cien. La arquitectura que hemos aplicado durante décadas es rígida, poco funcional y obsoleta si la comparamos con los avances técnicos y tecnológicos. Por ello, ahora se valora el empleo de una arquitectura flexible, ágil, cómoda, rápida, transformable, con nuevos espacios y materiales que sean capaces de minimizar los riesgos. Todo ello permite crear una mayor grado de confort y seguridad en ellos para las personas, sean hospitales, escuelas, edificios administrativos o viviendas.
La forma de pensar y de construir que tenemos los fabricantes de sistemas modulares industrializados no tiene nada que ver con la fórmula empleada por el sector de la construcción tradicional. Nosotros nos basamos en la flexibilidad del edificio, en la posibilidad de transformarlo, de alterarlo, de modificarlo sin que ello suponga un quebradero de cabeza para nadie, sin que se deje de realizar la actividad normal que en el edificio se desarrolla diariamente.  Esto se consigue empleando materiales semi elaborados que nos permiten acometer esos cambios en poco tiempo y ,sobre todo sin crear molestias. La rapidez constructiva hace que nuestro sistema tenga la capacidad de crear grandes espacios en poco tiempo, facilitando la labor y el uso de los mismos en un corto plazo. Todo es susceptible de ser fabricado bajo las normas constructivas, cumpliendo en cada momento los requisitos necesarios para garantizar su seguridad: hospitales, escuelas, laboratorios, centros de emergencia… Invitamos a todos a conocer a las diferentes empresas y sistemas que existen en la fabricación modular industrializada en nuestro país para que, en un futuro inmediato, podamos acometer grandes cambios estructurales que nos faciliten la vida y mejoren el sistema edificativo.
En CIMPRA, desde hace ya veinticinco años, creamos espacios modulares.